La energía solar puede aprovecharse para el calentamiento del agua y para la generación de electricidad.
Vida útil:
En los sistemas solares térmicos, las instalaciones poseen un periodo de vida superior a los 20 años. En las instalaciones fotovoltaicas, el periodo de vida esta estimado en torno a los 30 años.
Los equipos instalados hace 20 años siguen funcionando aunque con menor rendimiento. El correcto uso y mantenimiento de los equipos posibilita una mayor duración de los mismos.
Subvenciones:
Las instalaciones están subvencionadas a nivel estatal por el I.D.A.E. (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la energía), a nivel autonómico por el I.C.A.E.N. (Instituto Catalán de Energía), y a nivel local por algunos ayuntamientos. Para optar a las subvenciones estatales, las instalaciones deben ser realizadas por empresas acreditadas por el I.D.A.E. En el mejor de los casos, una instalación puede llegar a conseguir una subvención del 50% con respecto al coste total.
Rendimiento:
En el caso de la energía solar térmica, cuanto más sol hay, más agua caliente se consigue; no obstante, su rendimiento es del orden del 10 por ciento.
Para las instalaciones solares fotovoltaicas no siempre tener más temperatura significa tener mejores rendimientos, ya que a mayor superficie aumentan las pérdidas térmicas.
Ventajas:
Es una energía no contaminante y renovable ya que proviene de una fuente de energía inagotable.
El costo disminuye a medida que avanza la tecnología.
Desventajas:
El nivel de radiación fluctúa de una zona a otra y de una estación del año a otra, en nuestra zona varía un 20% de verano a invierno.